domingo, 27 de abril de 2014

Dia Internacional de los trabajadores

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales.

Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, y se celebra en muchos países.

Llamativamente, en Estados Unidos y Canadá no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos desde 1882. Canadá se unió a conmemorar el primer lunes de septiembre en vez del primero de mayo a partir de 1894.
Los hechos que dieron lugar y esta celebrando la fiesta están contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicagohecha en número de habitantes de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas de trabajo[editar]
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa». En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista (algunas fuentes señalan el origen anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, ésta había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en ese sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.

El 25 de junio de 1868, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll,1 estableciendo la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas (aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas a entre 14 y 18 horas). Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento como «indignarte e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestó que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».
El día 1 de mayo, la huelga[editar]


Manifestación del Primero de Mayo en Barcelona (año 2008).
El 1 de mayo de 1886, 200 000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200 000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.

En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles. El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas; cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

El periodista Adolf Fischer, redactor del Arbeiter Zeitung, corrió a su periódico donde redactó una proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25 000 octavillas.

miércoles, 23 de abril de 2014

Problemas Demográficos de España

¿Y si la salida de españoles al extranjero no fuera tan masiva como la sensación que se ha extendido? Así lo plantea un estudio elaborado por Carmen González Enríquez, del Real Instituto Elcano, a partir de la información de los consulados. La investigadora apunta que solo el 2% de los residentes nacionales en el exterior son personas nacidas en España que han hecho las maletas por la crisis, apenas 39.912 personas.

Pero, ¿y si los datos oficiales no reflejaran lo que de verdad sucede y se estuviera subestimando la emigración de nacionales? Este es el punto de vista que defiende Amparo González Ferrer, socióloga y especialista en demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Para ella el número de personas que han abandonado el país entre 2008 y 2012 —es decir, las salidas de España, no la suma de nacionales en el extranjero, como recoge el análisis anterior de su colega— está más cerca de las 700.000 personas que de las 225.000 oficiales.


LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA.  / EL PAIS
La pérdida de población en España por la emigración es irrebatible a la luz de los datos. Ayer mismo, el padrón que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), con fecha de enero de 2013, recoge una caída de 135.538 habitantes en un año hasta los 47.129.783. Tampoco hay dudas de la magnitud de la crisis, del paro —en especial el juvenil, del 54%—, así como de los dramas humanos derivados del hundimiento de las condiciones de vida. Pero ¿en qué medida es elevada la salida de españoles por la situación económica? A este respecto existe un debate entre la comunidad investigadora por la falta de un mecanismo estadístico capaz de registrar con rapidez y eficacia la partida de nacionales.

Carmen González Enríquez, catedrática de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), se acercó a esta cuestión a raíz del debate público abierto por la cobertura informativa que se ha prestado a la partida de investigadores (la llamada fuga de cerebros) y, en general, de profesionales cualificados. Su conclusión es que la salida de ciudadanos españoles es muy reducida. “El discurso de que hay una salida masiva de personas es una afirmación exagerada y crea una alarma innecesaria”, comenta. De hecho, el fenómeno es, a su entender, tan limitado, incluso “ridículo” en número, que se pregunta “por qué no son muchos más los que deciden dar el paso de buscar mejores condiciones salariales o vitales en otros países”.

Hay otros trabajos que reflejan conclusiones similares. Por ejemplo, los últimos datos de migraciones del INE. Este informe, con registros del primer semestre de 2013, muestra cómo España pierde población y que ello se debe a su saldo migratorio negativo.

Durante los seis primeros meses del año pasado salieron del país 259.227 personas, pero en su aplastante mayoría (219.537) fueron extranjeros. Es decir, en línea con lo observado por González Enríquez, solo el 10% de las personas que abandonaron el país en el periodo analizado (26.281) son nacidos en España.

La investigadora del Instituto Elcano no pone el foco en los datos de salidas (migraciones), sino en el padrón de españoles residentes en el extranjero (PERE), un documento que confecciona el INE a partir de las inscripciones que realizan los emigrantes en las oficinas consulares. De acuerdo con estos registros, el número de españoles nativos (excluidos los nacionalizados) residentes en el exterior solo ha aumentado un 6% (39.912 personas) entre enero de 2009 y enero de 2013. Mientras en 2009 había 633.750, en 2012 eran 673.662. De ellos, 20.000 están en Europa, 7.000 en Latinoamérica y los otros 13.000 en el resto del mundo.

“Es un buen análisis”, comenta Albert Esteve, del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Tanto los datos oficiales de salidas [del INE] como los de destino [del PERE] pueden subestimar en alguna medida a la gente que sale de España y no queda registrada, pero, en general, no hablan de un gran porcentaje de gente que se va”, añade.

González Enríquez considera que la preocupación desatada por la emigración de nacionales está directamente relacionada con que la sociedad española “ha sido excepcionalmente inmóvil durante las últimas décadas”, especialmente desde que en los años setenta se puso fin a la gran ola migratoria del franquismo. Según González Enríquez, permanecer cerca de la casa familiar de padres y amigos “ha sido una prioridad para la mayoría”, lo que explica no solo las reticencias a salir del país, sino “la alarma actual” que, insiste, “no se sostiene en relación con las cifras reales”.

“La experiencia de los años sesenta pesa mucho sobre la situación actual en términos de orgullo patrio”, añade. Entonces, según comenta, no solo se produjo una salida masiva de españoles al extranjero. Además, se trataba de población rural, sin cualificar, cuyo destino era ocupar los puestos más bajos en la industria o el sector de la construcción de los países a los que acudían. Aún permanece en el imaginario colectivo, sostiene, “el recuerdo negativo” de la partida de mano de obra barata con destino al extranjero. Ahora, sin embargo, solo salen trabajadores con formación universitaria. “Para los que parten, poder desplazarse al exterior y encontrar allí trabajo es una bendición. Y con ello no perjudican a la economía española. En estos momentos, el problema es la falta de crédito, no de personal cualificado”, apunta.

La investigadora es consciente de que su trabajo da alas a las tesis gubernamentales, empeñadas en endulzar y quitar gravedad a las consecuencias (pobreza, aumento de la desigualdad, pérdida de poder adquisitivo, golpe a las expectativas vitales) que ha provocado el hundimiento económico en la sociedad española. “Sé que este tema está muy cargado políticamente, pero qué le voy a hacer”, expone. “He llegado a esta conclusión con los datos que he manejado, sin ningún prejuicio; y me he encontrado con la situación que describo”.

Esteve, por su parte, coincide en la idea de que España no se ha convertido en un país de emigración. “El grueso de la dinámica migratoria está protagonizado básicamente por extranjeros o por personas nacionalizadas de origen foráneo”, explica, tal y como ponen de manifiesto los datos del INE. Para este demógrafo del centro de la Universidad Autónoma de Barcelona, la emigración actual responde a una situación de reequilibrio después del alud de extranjeros que recibió España en la última década. “Sobre todo se trata de reajustes de inmigrantes que no se han asentado en el país. Hay algo de población española, pero no es la que lidera el grueso de la estadística migratoria”, insiste.

“La partida de población cualificada fuera de España es una lástima, es un fenómeno preocupante que personas formadas no puedan asentarse y desarrollarse profesionalmente en España; pero cuestión distinta es que esto afecte a mucha gente”, comenta. “La tarea del demógrafo y del sociólogo se centra en analizar los fenómenos y cuantificarlos”.

Estos análisis que muestran unas cifras modestas de salida de españoles se basan en los datos que ofrecen tanto el INE como el padrón de residentes en el extranjero (PERE). Pero para Amparo González Ferrer, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del CSIC estos números no sirven. No arrojan indicadores precisos a las preguntas que importan para dimensionar la emigración de nacionales: cuántos españoles se marchan y en qué momento lo hicieron.

Por un lado, porque todos los datos beben de la misma fuente: los registros consulares. Los datos de migraciones del INE o las bajas en el padrón se producen —con algo de cocina estadística a partir de otras estimaciones— si los emigrados se dan de alta en el PERE. Es decir, a Juan Pérez se le da de baja en el padrón de Sevilla —y figura como emigrante para el INE— cuando consta su alta en el consulado de Hannover (que recoge el PERE).

El problema es que ni Juan Pérez ni la mayoría de los españoles que salen del país suelen darse de alta en los consulados, por lo que González Ferrer cree que hay una bolsa fantasma de emigrantes nacionales no computados.

La investigadora del CSIC explica que para inscribirse hay que demostrar que se permanecerá en el país al menos un año, para lo que se precisa de un permiso de trabajo de un mínimo de este periodo de tiempo, una condición que no cumplen muchos de los españoles a la llegada a su nuevo destino. Pero además, el alta consular apenas conlleva beneficios (como el voto por correo) y es un trámite incómodo. Hay que desplazarse e implica la baja en el padrón en España, lo que supone la pérdida del médico de cabecera en la localidad de origen o de derechos para acceder, por ejemplo, a una vivienda de protección oficial.

Por ello, buena parte de los españoles en el extranjero solo se inscriben en el consulado si no tienen más remedio —renovar el pasaporte, inscribir a alguno de sus hijos—, lo que puede suceder al cabo de meses o años de vida en el extranjero.

González Enríquez, del Instituto Elcano, es consciente de que no todos los españoles que emigran se inscriben en las oficinas consulares. Ante el riesgo de que los datos que maneja fueran muy inferiores a los reales, comparó las cifras del PERE con las de población española de las oficinas estadísticas de Alemania, Reino Unido, Francia y Suiza (países que recogen el 76% de la emigración española en Europa). Y la conclusión es que la información de los consulados es incluso superior a las de los registros estadísticos de estos países de destino, por lo que concluye que su estudio “no infravalora el número de españoles en el extranjero”.

Pero además de la infranotificación a los consulados, Amparo González-Ferrer destaca otra cuestión por la que no concede fiabilidad a la forma oficial de medir la salida de nacionales. Los informes del PERE muestran una fotografía fija de residentes en el extranjero, es decir, el saldo (la resta) entre las altas y las bajas en los registros consulares en un momento determinado. “Con la foto fíja no ves los flujos de entrada y salida de población, que es donde está la información”, comenta. Por ejemplo, que se va la gente joven en edad de trabajar y los que regresan son jubilados.

Con la intención de tener datos precisos de la entrada de españoles en distintos países, la investigadora ha acudido a los datos oficiales de la llegada de españoles a Reino Unido (la estadística de variaciones residenciales, otra fuente que emplea el INE para actualizar el padrón) y los ha comparado con los registros británicos (solicitudes de alta en la seguridad social de Reino Unido, un trámite imprescindible). El resultado es que las cifras británicas son hasta siete veces más numerosas que los datos oficiales españoles (el mismo estudio comparado con datos alemanes multiplica por seis los datos del INE).

“Teniendo en cuenta este elevado subregistro de las cifras”, comenta González Ferrer, es “más que probable” que la emigración española desde que empezó la crisis sea tres veces superior a las cifras contabilizadas por las fuentes que publica el INE, es decir, 700.000 personas frente a las 225.000 oficiales.

Es una gran diferencia, aunque hay que tener en cuenta que esas cifras se limitan a contabilizar las salidas, por lo que entre estas 700.000 personas —como en las 225.000 oficiales— habrá algunos que hayan regresado. Pero además, a diferencia del estudio de su colega, están incluidos los españoles nacionalizados. Y son muchos. No hay que olvidar que Ecuador es el cuarto destino de los emigrantes españoles (tras Francia, Alemania y Reino Unido), debido al número de naturalizados que regresan.

“Quizás no haya que calificar de masiva la salida de españoles, pero no se puede negar la evidencia de unos flujos que aumentan”, apunta González-Ferrer, que destaca la necesidad de revisar las estadísticas oficiales para medir de forma más fiable este movimiento de población.

Mexico

Después de los golpes y los intentos de asfixia a manos de policías federales, Ricardo firmó en 2011 una declaración por la que fue hallado culpable de delincuencia organizada y por la que finalmente fue recluido en el Centro Federal de Readaptación Social de Occidente.

Relator de la ONU examinará situación de la tortura en México
Relator de la ONU examinará situación de la tortura en México
La tortura debe investigarse de oficio, resuelve SCJN
De 112 casos de tortura en Yucatán, ninguno ha sido investigado
Combate a la tortura y desapariciones forzadas entre las recomendaciones a México ante la ONU
Sí hubo tortura contra manifestantes: CDHDF (incluye informe)
Su caso fue documentado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que en diciembre de 2013 emitió una recomendación al Comisionado Nacional de Seguridad por la tortura y los tratos crueles de lo que fue víctima Ricardo por más de diez horas.
La violencia contra Ricardo es uno de los 7 mil 253 casos de tortura que la CNDH confirma que ocurrieron entre 2006 y 2012, cuando según el organism, hubo “un notable crecimiento de prácticas de tortura y/o tratos crueles inhumanos o degradantes” pese a que están prohibidos en la Constitución.

En ese contexto, este lunes 21 de abril comienza la primera visita oficial a México de Juan E. Méndez, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la tortura; quien hasta el 2 de mayo próximo evaluará el trabajo del Estado para evitar esta práctica.

Según la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes que entró en vigor en 1987 y fue ratificada por México, la tortura es “todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia”.

Con base en esa definición es que organismos internacionales en defensa de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han alertado que en México el “sistema de justicia penal sigue recurriendo a la tortura como medio principal de investigación”.

En su visita a México en marzo de 2014, el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, entregó al presidente Enrique Peña Nieto un documento con “los retos” del país en materia de derechos humanos e hizo énfasis en que se debe evitar que el sistema de justicia recurra a la tortura y acepte como pruebas declaraciones obtenidas bajo ésta, pues actualmente, no se garantiza “la inadmisibilidad de evidencia obtenida de manera ilegal, incluyendo la tortura”.

Así ocurrió en casos como el de Ricardo u otros como el que narra la CNDH en una recomendación de octubre de 2013 en la que describe que policías federales retuvieron por más de nueve horas a una persona en Ciudad Juárez, Chihuahua, para golpearlo y quemarle la mano con un encendedor para obligarlo a confesar que portaba una mochila con droga.

Según las cifras de la Comisión Mexicana de Defensa y Protección de Derechos Humanos, pese a que organizaciones civiles denuncian aumento de tortura y ésta es un delito según lo establecido en la Constitución, desde 2006 sólo 12 personas han sido consignadas.

En su informe de actividades de 2013, la CNDH reportó que al menos en cinco ocasiones se presentaron quejas en contra de la Procuraduría General de Justicia, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de la Defensa Nacional por tortura.

La PGR, por su parte, informó que entre febrero y julio del año pasado inició 99 indagatorias por tortura que todavía están en curso.

Juan E. Méndez, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, estará en México durante doce días en los que visitará entidades como Nuevo León, Chiapas y Baja California para visitar prisiones, estaciones policiales, centros de interrogación, de privación de libertad de menores y estaciones migratorias.

Según el comunicado que emitió la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas de los Derechos Humanos sobre la visita, el objetivo de ésta es evaluar el uso del arraigo en el país y la implementación del nuevo sistema de justicia penal, pero también determinar qué se hace para evitar y castigar la extracción forzada de confesiones.



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Entrevista a Elena Poniatowska

La escritora y periodista Elena Poniatowska (París, 19 de mayo de 1932) recibirá mañana en la Universidad de Alcalá de Henares el Premio de Literatura Miguel de Cervantes, el más prestigioso en habla hispana. Hija de un príncipe polaco, Poniatowska es más mexicana “que el mole”, según sus palabras. Y es la primera autora mexicana en obtenerlo: el quinto galardón para México y la cuarta mujer en sus 38 años de historia. Confiesa que está nerviosa. “Mira, sirve que lo escuchas, para ver que no voy a decir ninguna barbaridad”, comenta.

Ha llovido en la Ciudad de México. Cae la noche. Ella es menuda, pequeña y rubia. Güerita, en mexicano. Detrás de su mirada curiosa se esconde una de las mejores entrevistadoras de México y una resuelta cronista, que ha dibujado la biografía de mujeres notables (Tina Modotti, Angelina Beloff, Leonora Carrington, y así hasta completar una larga lista) y ha relatado uno de los acontecimientos más duros en la historia del país: la matanza de decenas de estudiantes —nunca se supo el número exacto— a manos del Gobierno priísta el 2 de octubre de 1968, en la plaza de Tlatelolco.

No para de hacer preguntas, de interesarse por todo. Es escritora, es periodista y es curiosa. Y de ahí su trayectoria, su obra y su premio.

Siempre fui una preguntona y seguiré siéndolo hasta que muera”
Pregunta. Diego Rivera le llamó “polaquita preguntona”, ¿se sigue considerando así?

Respuesta. Pues sí. Siempre seguiré siéndolo, siempre fui una preguntona y seguiré siéndolo hasta que me muera.

P. No le gusta que le llamen Elenita.

R. Así es. Todo el mundo… bueno, no todo el mundo, pero muchas personas me llaman así. Y suena bastante infantil.

P. México es el país del ahorita, que utiliza muchos eufemismos en su día a día. ¿Usted cree que los mexicanos temen a las palabras?

R. Sí. Siempre terminamos nuestras frases con un “¿no?”, “¿verdad?”... Estamos buscando la aquiescencia, la aceptación del otro. “La casa está bonita, ¿no?”. “Llovió muy fuerte hoy, ¿verdad?”. Siempre el otro nos tiene que apoyar.

El PRI ha actuado como un dictador, pero no hay una alternativa política”
P. Y hablando de palabras, ¿diría que el PRI, que gobernó durante 70 años México ininterrumpidamente, era una dictadura, un régimen autoritario?

R. El PRI ha sido un poder prepotente y que ha actuado como un dictador, siendo un partido. Se ha impuesto y amedrenta. El PAN y el PRD no han inventado una nueva forma de hacer política, ni han actuado en forma muy distinta al PRI. No han aportado nada cuando han subido al poder. No hay aquí alguien que podamos señalar, un diputado o una senadora que yo quiera oír o que quiera seguir, no existe. En México no hay una forma alternativa de hacer política más que la del PRI.

martes, 22 de abril de 2014

DILEMAS DE LA GUERRA CIVIL V: EL INICIO DE LA II REPÚBLICA.

1902-1923 Permanente crisis ð   Causas:

Intervencionismo del Rey ( "Crisis orientales"  ð  apoyo a la Dictadura)

División de los partidos del turno  ð Desaparición de los líderes históricos

Debilitamiento del caciquismo ð  Desarrollo urbano

Desarrollo de la oposición política y social  ð Republicanos, nacionalistas, socialistas ð Desde 1917: gobiernos de coalición (ningún partido conseguía la mayoría absoluta)

Los problemas del país:

Aumento de las luchas sociales (patrones - trabajadores)

La "cuestión religiosa" ð  protestas contra el poder de la Iglesia (enseñanza) ð  anticlericalismo de buena parte de la población urbana y clases populares

La "cuestión militar" ð un ejército humillado en 1898 recibe críticas crecientes de los sectores opositores (republicanos, socialistas, nacionalistas)

Consolidación del movimiento nacionalista ð Ninguna negociación por parte de los partidos de turno

Problema de Marruecos ð Conferencia de Algeciras (1906)  ð  Reparto entre Francia y España (franja norte) ð Desde 1909 se inicia un conflicto bélico que hará que el foso entre el Ejército y la opinión civil se agrande

El desarrollo de los acontecimientos

% La Crisis de 1905

Victoria en las elecciones municipales de la Lliga (Cambó) ð Inquietud de los militares

Comentarios y caricaturas antimilitares ð asalto e incendio de las imprentas

1906 Ley de Jurisdicciones  ð delitos contra la Patria y con el Ejército  ð  juzgados por tribunales militares

Creación de Solidaritat Catalana en 1907  ð absoluto dominio electoral en Cataluña

% El Regeneracionismo de Maura

1907 Maura, líder del partido conservador  ð medidas reformistas:

1909 Instituto Nacional de Previsión

Intento frustrado de una cierta autonomía para Cataluña (Mancomunidades)
La Semana Trágica de Barcelona (1909)

Antecedentes en Barcelona:

Auge movilizaciones obreras  ð creación de Solidaridad Obrera como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana

Alejandro Lerroux y su Partido Republicano Radical  programa demagógico y anticlerical

Reforzamiento del anticlericalismo y antimilitarismo ("Ley de Jurisdicciones")

Política autoritaria del gobierno de Maura

Causa que provocó la Semana Trágica :

Julio 1909 Ataques de los indígenas del Rif a trabajadores españoles

Movilización de reservistas  ð protestas en Barcelona y Madrid

Primeros choques militares ð Desastre del Barranco del Lobo (1.200 bajas) ð Huelga general en Barcelona (Solidaridad Obrera y UGT) ð Tres días de protestas, quemas de conventos, enfrentamientos con el ejército

Centenar de muertos, heridos, destrucciones... ð Juicio irregular y ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela Moderna

Consecuencias:

Caída de Maura

Conjunción republicano-socialista  ð Pablo Iglesias diputado en 1910

El Gobierno Canalejas, último intento regeneracionista

1910-1912 José Canalejas del Partido Liberal

Medidos reformistas: Servicio militar obligatorio en tiempos de guerra, ley del "candado", Ley de Mancomunidades que se vio frustrada en el Senado

Asesinado por un anarquista

En adelante ð crisis permanente de los partidos del turno

El impacto de la I Guerra Mundial

Neutralidad, aunque división de la opinión pública "aliadófilos"(izquierdas) y "germanófilos"(derechas)

Boom económico basado en que España se convirtió en abastecedora de los países contendientes

Crisis social ð inflación y escasez de alimentos  ð polarización social

La Crisis de 1917

El inicio de la Crisis de 1917

Crisis militar

Protestas de los oficiales "peninsulares" contra los rápidos ascensos de los "africanistas"ð Juntas de Defensa  ðel gabinete conservador de Eduardo Dato se plegó a la imposición de los militares

Crisis parlamentaria

70 Diputados y Senadores de la Lliga, republicanos, socialistas e incluso algún liberal ð Asamblea Nacional de Parlamentarios en Barcelona  ð Demandas de cambio de gobierno y de convocatoria de Cortes Constituyentes

La Huelga General de 1917

Convocada en agosto por CNT y UGT ð amplio seguimiento en las ciudades

La protesta obrera tuvo importantes consecuencias:

Centenar de muertos y miles de detenidos

Ante la amenaza de revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas

Dimisión de Dato ð Gobierno de coalición (con la Lliga) ð Desactivación de la Asamblea de Parlamentarios

La crisis social y la lucha de clases en Barcelona

Fin de la I Guerra Mundial  ð crisis económica y social  ð gran conflictividad social en Barcelona

Dura represión contra el movimiento obrero anarquista (alianza del gobierno de Maura y de la burguesía catalana) 1919-1921

Sindicato Libre

Aplicación de la "Ley de Fugas"

Respuesta anarquista ð asesinato de Eduardo Dato en 1921
La Segunda República Española fue el régimen político democrático que existió en España entre el 14 de abril de 1931 (fecha de la proclamación de la República, en sustitución de la monarquía de Alfonso XIII) y el 1 de abril de 1939 (fecha del final de la Guerra Civil Española, que dio paso a la dictadura del general Franco). El numeral «segunda» obedece a la necesidad de distinguirlo del anterior periodo republicano, la Primera República Española (1873-1874).

Tras período del Gobierno Provisional (abril-diciembre de 1931), durante el cual se aprobó la Constitución de 1931 y se iniciaron las primeras reformas, la historia de la Segunda República Española en 'paz' (1931-1936) suele dividirse en tres etapas. Un primer bienio (1931-1933) durante el cual la coalición republicano-socialista presidida por Manuel Azaña llevó a cabo diversas reformas que pretendían modernizar el país. Un segundo bienio (1933-1935), llamado por las izquierdas "bienio negro", durante el cual gobernó el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, apoyado desde el parlamento por la derecha católica de la CEDA, que pretendió "rectificar" las reformas del primer bienio. Durante este bienio se produjo el acontecimiento más grave del período: la insurrección socialista conocida como Revolución de octubre de 1934, que en Asturias se convirtió en una auténtica revolución social, y que finalmente fue sofocada por el gobierno con la intervención del ejército. La tercera etapa viene marcada por el triunfo de la coalición de izquierdas conocida con el nombre de Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, y que sólo pudo gobernar en paz durante cinco meses a causa del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de una parte del ejército que desembocó en la Guerra Civil Española.

Durante la Segunda República Española en guerra (1936-1939) se sucedieron tres gobiernos: el presidido por el republicano de izquierda José Giral, aunque durante su corto mandato (de julio a septiembre de 1936) el poder real estuvo en manos de los cientos de comités que se formaron cuando estalló la revolución social española de 1936; el siguiente gobierno fue presidido por el socialista Francisco Largo Caballero, el líder de uno de los dos sindicatos (UGT; junto con CNT) que habían protagonizado la revolución; y el tercer gobierno fue presidido por el también socialista Juan Negrín, como consecuencia de la caída de Largo Caballero tras los sucesos de mayo de 1937, y que gobernó hasta principios de marzo de 1939, cuando se produjo el golpe de estado del coronel Casado que puso fin a la resistencia republicana, dando paso a la victoria del bando sublevado encabezado por el general Franco. A partir de entonces la República dejó de existir en territorio español, pero sus instituciones se mantuvieron en el exilio.
Tras la dimisión del general Miguel Primo de Rivera en enero de 1930, Alfonso XIII intentó devolver al debilitado régimen monárquico a la senda constitucional y parlamentaria, a pesar de la debilidad de los partidos dinásticos. Para ello, nombró presidente del gobierno al general Dámaso Berenguer pero éste fracasó en su intento de volver a la "normalidad constitucional". En febrero de 1931 el rey Alfonso XIII ponía fin a la "Dictablanda" del general Berenguer y nombraba nuevo presidente al almirante Juan Bautista Aznar, en cuyo gobierno de “concentración monárquica” entraron viejos líderes de los partidos dinásticos liberal y conservador, como el conde de Romanones, Manuel García Prieto, Gabriel Maura Gamazo, hijo de Antonio Maura, y Gabino Bugallal.1 El gobierno propuso un nuevo calendario electoral: se celebrarían primero elecciones municipales el 12 de abril, y después elecciones a Cortes que tendrían el carácter de Constituyentes, por lo que podrían proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa delimitación del área de cada uno (es decir, reducir las prerrogativas de la Corona) y a una adecuada solución al problema de Cataluña.2



Portada del 13 de abril de 1931.


Célebre fotografía de las celebraciones en la Puerta del Sol de Madrid con motivo de la proclamación de la Segunda República, 14 de abril de 1931
Las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931 arrojaron, en el momento de la proclamación del nuevo régimen, unos resultados parciales de 22.150 concejales monárquicos -de los partidos tradicionales- y apenas 5.875 concejales para las diferentes iniciativas republicanas, quedando 52.000 puestos aún sin determinar. Pese al mayor número de concejales monárquicos, las elecciones suponían a la Corona una amplia derrota en los núcleos urbanos: la corriente republicana había triunfado en 41 capitales de provincia. En Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, y en Barcelona los cuadruplicaban. Si las elecciones se habían convocado como una prueba para sopesar el apoyo a la monarquía y las posibilidades de modificar la ley electoral antes de la convocatoria de Elecciones Generales, los partidarios de la República consideraron tales resultados como un plebiscito a favor de su instauración inmediata. El marqués de Hoyos llegaría a decir que "las noticias de los pueblos importantes eran, como las de las capitales de provincia, desastrosas.".3 Dependiendo de autores, hay distintas interpretaciones de los resultados. La razón por la que los resultados de los principales centros urbanos representaban la derrota de la monarquía la encontramos en que en esos núcleos el voto estaba menos adulterado, pues la presencia de caciques, partidarios en su inmensa mayoría de la monarquía, era menor. Esto daba constancia de que la corona estaba completamente desacreditada, puesto que se había arrimado demasiado al régimen de Primo de Rivera.4

A las diez y media de la mañana del lunes 13 de abril el Presidente del Consejo de Ministros Juan Bautista Aznar-Cabañas entraba en el Palacio de Oriente de Madrid para celebrar el Consejo de Ministros. Preguntado por los periodistas sobre si habría crisis de gobierno, Aznar-Cabañas contestó:5

¿Que si habrá crisis? ¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano?


Bandera republicana izada en el 77 aniversario de la proclamación de la República en Éibar.
En la reunión del Gobierno el ministro de Fomento Juan de la Cierva y Peñafiel defiende la resistencia: "Hay que constituir un gobierno de fuerza, implantar la censura y resisir". Le apoyan otros dos ministros, Gabino Bugallal, conde de Bugallal, y Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas. El resto de ministros, encabezados por el conde de Romanones, piensan que está todo perdido, sobre todo cuando se van recibiendo las respuestas titubeantes de los capitanes generales al telegrama que les ha enviado horas antes el ministro de la guerra, el general Dámaso Berenguer, y en el que les ha aconsejado seguir "el curso que les imponga la suprema voluntad nacional".5

A primeras horas de la mañana del martes 14 de abril el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil se dirige a la casa de Miguel Maura donde se encuentran reunidos los miembros del comité revolucionario que no estaban exiliados en Francia, ni escondidos: Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Santiago Casares Quiroga, y Álvaro de Albornoz. Nada más entrar en la casa el general Sanjurjo se cuadra ante Maura y le dice: "A las órdenes de usted señor ministro".5 Por su parte el rey Alfonso XIII le pide al conde de Romanones, viejo conocido de Niceto Alcalá-Zamora, que se ponga en contacto con él para que, como presidente del comité revolucionario, le garantice su salida pacífica de España y la de su familia. A la una y media del mediodía tiene lugar la entrevista en casa del doctor Gregorio Marañón, que había sido médico del rey y que ahora apoyaba la causa republicana. El conde de Romanones le propone a Alcalá-Zamora crear una especie de gobierno de transición o incluso la abdicación del rey en favor del Príncipe de Asturias. Pero Alcalá-Zamora exige que el rey salga del país "antes de que se ponga el sol". Y le advierte: "Si antes del anochecer no se ha proclamado la república, la violencia del pueblo puede provocar la catástrofe".5

El Monarca marchó hacia el exilio la noche del mismo 14 de abril de 1931. El día 16 de abril, se hizo público el siguiente manifiesto, redactado en nombre del rey por el duque de Maura, hermano del veterano líder político Miguel Maura, y que el día 17 sólo publicó el diario ABC, en portada, acompañado de una "Nota del gobierno provisional":

Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.6


Celebraciones de la proclamación de la Segunda República Española en Barcelona, 1931, extraído de los archivos federales de Alemania.
Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma. En enero de 1941 abdicó en favor de su tercer hijo, Juan de Borbón. Falleció el 28 de febrero del mismo año.

Las ciudades de Sahagún (León), Éibar (Guipúzcoa) y Jaca (Huesca) fueron las tres únicas ciudades que proclamaron la República un día antes de la fecha oficial, el 13 de abril de 1931. El Gobierno de la II República española les concedería posteriormente el título de Ilustrísimas Ciudades. La primera ciudad en la que se izó la bandera tricolor fue Éibar, a las 6:30 de la mañana del 14 de abril, a la tarde de ese mismo día le siguieron las principales capitales españolas, incluyendo Valencia, Barcelona y Madrid, en las que las candidaturas republicanas obtuvieron mayorías muy holgadas.

El escritor eibarrés Toribio Echeverría recuerda, en su libro Viaje por el país de los recuerdos, la proclamación de la Segunda República en Éibar de esta forma:

...y antes de las seis de la mañana habíase congregado el pueblo en la plaza que se iba a llamar de la República, y los concejales electos del domingo, por su parte, habiéndose presentado en la Casa Consistorial con la intención de hacer valer su investidura desde aquel instante, se constituyeron en sesión solemne, acordando por unanimidad proclamar la República. Acto seguido fue izada la bandera tricolor en el balcón central del ayuntamiento, y Juan de los Toyos dio cuenta desde él al pueblo congregado, que a partir de aquella hora los españoles estábamos viviendo en República.
Tras la dimisión del general Miguel Primo de Rivera en enero de 1930, Alfonso XIII intentó devolver al debilitado régimen monárquico a la senda constitucional y parlamentaria, a pesar de la debilidad de los partidos dinásticos. Para ello, nombró presidente del gobierno al general Dámaso Berenguer pero éste fracasó en su intento de volver a la "normalidad constitucional". En febrero de 1931 el rey Alfonso XIII ponía fin a la "Dictablanda" del general Berenguer y nombraba nuevo presidente al almirante Juan Bautista Aznar, en cuyo gobierno de “concentración monárquica” entraron viejos líderes de los partidos dinásticos liberal y conservador, como el conde de Romanones, Manuel García Prieto, Gabriel Maura Gamazo, hijo de Antonio Maura, y Gabino Bugallal.1 El gobierno propuso un nuevo calendario electoral: se celebrarían primero elecciones municipales el 12 de abril, y después elecciones a Cortes que tendrían el carácter de Constituyentes, por lo que podrían proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa delimitación del área de cada uno (es decir, reducir las prerrogativas de la Corona) y a una adecuada solución al problema de Cataluña.2



Portada del 13 de abril de 1931.


Célebre fotografía de las celebraciones en la Puerta del Sol de Madrid con motivo de la proclamación de la Segunda República, 14 de abril de 1931
Las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931 arrojaron, en el momento de la proclamación del nuevo régimen, unos resultados parciales de 22.150 concejales monárquicos -de los partidos tradicionales- y apenas 5.875 concejales para las diferentes iniciativas republicanas, quedando 52.000 puestos aún sin determinar. Pese al mayor número de concejales monárquicos, las elecciones suponían a la Corona una amplia derrota en los núcleos urbanos: la corriente republicana había triunfado en 41 capitales de provincia. En Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, y en Barcelona los cuadruplicaban. Si las elecciones se habían convocado como una prueba para sopesar el apoyo a la monarquía y las posibilidades de modificar la ley electoral antes de la convocatoria de Elecciones Generales, los partidarios de la República consideraron tales resultados como un plebiscito a favor de su instauración inmediata. El marqués de Hoyos llegaría a decir que "las noticias de los pueblos importantes eran, como las de las capitales de provincia, desastrosas.".3 Dependiendo de autores, hay distintas interpretaciones de los resultados. La razón por la que los resultados de los principales centros urbanos representaban la derrota de la monarquía la encontramos en que en esos núcleos el voto estaba menos adulterado, pues la presencia de caciques, partidarios en su inmensa mayoría de la monarquía, era menor. Esto daba constancia de que la corona estaba completamente desacreditada, puesto que se había arrimado demasiado al régimen de Primo de Rivera.4

A las diez y media de la mañana del lunes 13 de abril el Presidente del Consejo de Ministros Juan Bautista Aznar-Cabañas entraba en el Palacio de Oriente de Madrid para celebrar el Consejo de Ministros. Preguntado por los periodistas sobre si habría crisis de gobierno, Aznar-Cabañas contestó:5

¿Que si habrá crisis? ¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano?


Bandera republicana izada en el 77 aniversario de la proclamación de la República en Éibar.
En la reunión del Gobierno el ministro de Fomento Juan de la Cierva y Peñafiel defiende la resistencia: "Hay que constituir un gobierno de fuerza, implantar la censura y resisir". Le apoyan otros dos ministros, Gabino Bugallal, conde de Bugallal, y Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas. El resto de ministros, encabezados por el conde de Romanones, piensan que está todo perdido, sobre todo cuando se van recibiendo las respuestas titubeantes de los capitanes generales al telegrama que les ha enviado horas antes el ministro de la guerra, el general Dámaso Berenguer, y en el que les ha aconsejado seguir "el curso que les imponga la suprema voluntad nacional".5

A primeras horas de la mañana del martes 14 de abril el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil se dirige a la casa de Miguel Maura donde se encuentran reunidos los miembros del comité revolucionario que no estaban exiliados en Francia, ni escondidos: Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Santiago Casares Quiroga, y Álvaro de Albornoz. Nada más entrar en la casa el general Sanjurjo se cuadra ante Maura y le dice: "A las órdenes de usted señor ministro".5 Por su parte el rey Alfonso XIII le pide al conde de Romanones, viejo conocido de Niceto Alcalá-Zamora, que se ponga en contacto con él para que, como presidente del comité revolucionario, le garantice su salida pacífica de España y la de su familia. A la una y media del mediodía tiene lugar la entrevista en casa del doctor Gregorio Marañón, que había sido médico del rey y que ahora apoyaba la causa republicana. El conde de Romanones le propone a Alcalá-Zamora crear una especie de gobierno de transición o incluso la abdicación del rey en favor del Príncipe de Asturias. Pero Alcalá-Zamora exige que el rey salga del país "antes de que se ponga el sol". Y le advierte: "Si antes del anochecer no se ha proclamado la república, la violencia del pueblo puede provocar la catástrofe".5

El Monarca marchó hacia el exilio la noche del mismo 14 de abril de 1931. El día 16 de abril, se hizo público el siguiente manifiesto, redactado en nombre del rey por el duque de Maura, hermano del veterano líder político Miguel Maura, y que el día 17 sólo publicó el diario ABC, en portada, acompañado de una "Nota del gobierno provisional":

Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.6


Celebraciones de la proclamación de la Segunda República Española en Barcelona, 1931, extraído de los archivos federales de Alemania.
Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma. En enero de 1941 abdicó en favor de su tercer hijo, Juan de Borbón. Falleció el 28 de febrero del mismo año.

Las ciudades de Sahagún (León), Éibar (Guipúzcoa) y Jaca (Huesca) fueron las tres únicas ciudades que proclamaron la República un día antes de la fecha oficial, el 13 de abril de 1931. El Gobierno de la II República española les concedería posteriormente el título de Ilustrísimas Ciudades. La primera ciudad en la que se izó la bandera tricolor fue Éibar, a las 6:30 de la mañana del 14 de abril, a la tarde de ese mismo día le siguieron las principales capitales españolas, incluyendo Valencia, Barcelona y Madrid, en las que las candidaturas republicanas obtuvieron mayorías muy holgadas.

El escritor eibarrés Toribio Echeverría recuerda, en su libro Viaje por el país de los recuerdos, la proclamación de la Segunda República en Éibar de esta forma:

...y antes de las seis de la mañana habíase congregado el pueblo en la plaza que se iba a llamar de la República, y los concejales electos del domingo, por su parte, habiéndose presentado en la Casa Consistorial con la intención de hacer valer su investidura desde aquel instante, se constituyeron en sesión solemne, acordando por unanimidad proclamar la República. Acto seguido fue izada la bandera tricolor en el balcón central del ayuntamiento, y Juan de los Toyos dio cuenta desde él al pueblo congregado, que a partir de aquella hora los españoles estábamos viviendo en República.

DILEMAS DE LA GUERRA CIVIL II. LA PRENSA ACTUAL ANTE LA GUERRA.PRIMERA PARTE.

No suelta de sus manos la fotocopia diluida de un retrato en el que aparece de bebé con su padre. Han pasado 90 años desde que se tomó esa imagen, pero Paco Marín no ha dejado de recordar ni un día ni una noche al tallista Manuel Marín Rodríguez, fusilado por comunista en la tapia del cementerio de San Fernando de Sevilla el 16 de septiembre de 1936. Su padre.

“Cada vez que hablo de él, le doy dignidad” repite una y otra vez Paco Marín, uno de los miembros más veteranos de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia (Amhyja). Hace unos días se cumplió 77 años de la noche del aquel fusilamiento y Paco fue junto a su hermano Pepe al cementerio de Sevilla a dejar un recordatorio en una tapia. No buscan nichos, no buscan tumbas, no buscan mausoleos, solo una pared, un espacio en el suelo rodeado de otras sepulturas con el privilegio de tener grabado en mármol nombres y apellidos. “Sé que es imposible recuperar los restos de mi padre, eso no lo veré, pero hay que seguir trabajando por la memoria y la dignidad, de él y de todas las víctimas”, asevera.

Está rodeado de otros familiares de fusilados, desaparecidos o represaliados de la Guerra Civil que esperan visiblemente nerviosos y esperanzados la llegada del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de las Naciones Unidas que ha estado en Sevilla para escuchar sus testimonios, recabar datos, conocer sus historias, trabajos, investigaciones e iniciativas y acercarse a su dolor. Más de 10 entidades memorialistas y un grupo de juristas transmitieron a los miembros de las Naciones Unidas, en dos horas, el sufrimiento, la búsqueda y las esperanzas que los allegados de los más de 14.000 desaparecidos en Andalucía viven desde hace cerca de ocho décadas.

Ansían un objetivo claro que dicta el Derecho Internacional: que la justicia, la verdad y la reparación sean una política de Estado. “Queremos que las Naciones Unidas le diga al Gobierno español que no podemos seguir buscando a nuestros familiares con subvenciones gestionadas mediante asociaciones. Que es obligatorio que se haga una intervención estatal. Somos el país con el número de desaparecidos denunciados en sede judicial más alto del mundo y no tenemos respuesta”, ilustra Paqui Maqueda, vicepresidenta de la Amhyja.

Disposición internacional

El grupo de trabajo de la ONU se va de España cargado de una cantidad ingente de material, libros, estudios... Durante las reuniones celebradas esta semana, la comisión ha recomendado que no se cierre ninguna vía de reclamación y ha entregado un formulario para presentar ante la ONU una comunicación oficial de desaparición. Ha instado además a la investigadora Pura Sánchez, que se centró en explicarles la represión específica contra las mujeres, que escribiera un informe al Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer.
“Yo espero mucho de este encuentro. A los que dicen que esto pasó yo les digo que eso será para ellos. Para mí no”, cuenta lúcido Paco Marín, que al ritmo de su bastón alcanzó a sentarse en la primera fila y en el centro de la sala donde se celebró esta reunión traducida al inglés.

La escucha paciente de los miembros de las Naciones Unidas, que también se ha celebrado en Madrid, culmina este lunes con la redacción de un documento de recomendaciones al Gobierno español para el tratamiento de estos casos. “Esperamos que eso ejerza presión al Ejecutivo, que se reconozca el problema, que se resuelva política y moralmente y que se sepa que existen víctimas y se les dignifique”, resume Jordi Gordon, portavoz de la plataforma por la Comisión de la Verdad creada el pasado mayo con el objetivo de promover una auténtica entidad para que se investiguen los crímenes del franquismo y se repare el dolor de las víctimas de la dictadura.

Y de este encuentro también tendrá que dilucidarse si Naciones Unidas tiene competencias para tratar y considerar temas anteriores a 1945, año en el que se fundó la organización. “Que la ONU estime que estas desapariciones son una cuestión internacional de derechos humanos supondría que estos crímenes no prescriben y que podrían ser considerados de lesa humanidad. Ese criterio es fundamental para asumir las causas y reconocer el estatus de víctima a los afectados. Sin duda, sería un espaldarazo en el ámbito internacional y un tirón de orejas al Gobierno español”, valora la investigadora Pura Sánchez, que acompañó este sábado a los miembros del grupo de trabajo de la ONU a visitar las murallas de la Macarena —lugar de fusilamientos— y el Cementerio de San Fernando de Sevilla, a ver las fosas comunes y la ausencia de datos en los documentos de registros de enterramientos.

“A ver qué decisión toman, pero es que no hay muchos más países en el mundo con tantísimos desaparecidos, hasta 130.000, desde hace tanto tiempo. Lo que ocurre aquí es único”, sentencia Gordon. Tanto él como Sánchez, Maqueda o Marín, aun llevando años trabajando en el movimiento memorialista, coinciden en sorprenderse con la ausencia de mecanismos que ha dispuesto España históricamente para haber resuelto estos casos. “Antes decían que había pasado poco tiempo para recordar y ahora, que ya ha pasado demasiado. Nunca ha sido ni es buen momento para tratar esta cuestión, pero siempre ha sido, es y será un problema del presente”, reflexiona Gordon.

Paco Marín, a sus 90 años, es un espejo de ello. Mira al cielo cuando habla de su padre, se emociona, traga saliva para empezar a contar la historia que vivió con 13 años. No suelta la foto de sus manos.

jueves, 10 de abril de 2014

DILEMAS DE LA GUERRA CIVIL IV: EL ANARQUISMO EN ESPAÑA

El anarquismo es la filosofía política que propone una sociedad basada en la libertad y la igualdad económica. Para ello rechaza la necesidad del Estado o de un poder público que gobierne sobre las personas. Bajo una formulación tan simple, pocas doctrinas o movimientos han manifestado una tan gran variedad de aproximaciones y acciones, que no siempre fueron bien entendidas por la opinión pública. Históricamente hablando, el anarquismo se centra en general en el individuo y en la crítica de su relación con la sociedad, su objetivo es el cambio social hacia una futura sociedad libre.

En el territorio español históricamente el anarquismo ganó un gran respaldo e influencia. Ya desde la época de la Primera República (1873-1874) las organizaciones influidas por el anarquismo eran las más potentes del país. Esta influencia se repetiría entre 1918 y 1919, cuando una organización sindicalista fundamentada en principios anarquistas, la Confederación Nacional del Trabajo, logró despuntar y agrupar a cientos de miles de trabajadores. Durante la Segunda República y la guerra civil de 1936 el anarquismo vivió sus años más importantes, destacando su participación en la llamada Revolución Social Española de 1936, que tuvo lugar después del golpe de estado del ejército español. Esta revolución social ha sido uno de los pocos episodios históricos en la que las ideas anarquistas de organización social se han llevado a la práctica a gran escala en el mundo. En el año 1977, durante la transición, el anarquismo volvería brevemente a ser una opción política, cultural y social de masas.

Pero no todo anarquismo tiene que ver con el movimiento obrero. Existieron corrientes individualistas, esperantistas, a favor de la pedagogía libre, naturistas, etc. Asimismo, hoy en día existen varias corrientes anarquistas similares como el insurreccionalismo, la autonomía, el veganismo, la teoría queer, etc. También sigue existiendo un movimiento obrero (una parte de él) influido por el anarquismo, aunque bastante más reducido que en otros tiempos.
En el estudio del anarquismo en España a menudo ha predominado la equiparación del anarquismo con el anarcosindicalismo. Esto se debe principalmente a que el anarcosindicalismo o Sindicalismo revolucionario logró calar fuertemente en el movimiento obrero autóctono. En algunos momentos de la historia las ideas libertarias incluso eran hegemónicas entre el movimiento obrero español. De esta manera el anarcosindicalismo constituyó durante décadas la principal agrupación de militantes anarquistas, que fueron quienes difundieron las ideas anarquistas a las nuevas generaciones. Cuando se buscan datos sobre el anarquismo es inevitable topar con el anarcosindicalismo, quedando a veces la impresión de que es lo mismo, olvidando la enorme variedad y pluralidad de las ideas anarquistas. Sin embargo, ni siquiera el anarcosindicalismo ha sido una corriente homogénea a lo largo de la historia.

Desde que Giuseppe Fanelli diera a conocer las ideas de la Internacional en España, el movimiento obrero organizado se orientó en gran parte hacia las ideas libertarias. Hubo una continuidad histórica de organizaciones y principios desde esta Primera Internacional y la organización más importante del anarcosindicalismo, la CNT. Fue la clase obrera estructurada en estos sindicatos quien entró en un proceso de organización y radicalización a partir de 1900 que culminaría en 1936 en la Revolución. En el proceso se produjeron no pocas intentonas revolucionarias, bajo distintos parámetros en consonancia con ese anarquismo que impregnaba el movimiento obrero. Mientras que en Cataluña (la principal zona industrial del país) el anarcosindicalismo era la fuerza hegemónica en la industria, en Andalucía arraigó en el campesinado. Su evolución organizativa geográfica hizo que predominara el movimiento anarcosindicalista en las ciudades costeras principalmente (Gijón, La Coruña, Ferrol, Vigo, Cádiz, Sevilla, Málaga, Cartagena, Alicante, Valencia, Tarragona, Barcelona, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife...; con sus zonas respectivas de influencia) con pocas incursiones hacia el interior que generalmente permaneció bajo influencia de los socialistas (las excepciones serían Zaragoza, Córdoba, el campo riojano, la Cataluña central, alguna cuenca minera...).

Como se ha dicho, no todo el anarquismo era anarcosindicalismo. Unas veces fuera de él, y otras entremezcladas con él, existían diferentes interpretaciones de la idea libertaria. A menudo tomaban un carácter individualista, reacio a organizarse, y otras basaban su ámbito de acción en la cultura, y en el espíritu racionalista del que hacía gala el anarquismo. Así, existían anarquistas esperantistas, espiritistas, naturistas, vegetarianos, espiritistas, abstemios (de alcohol, tabaco y café), que a veces desarrollaban sus ideas en el seno de los sindicatos de CNT y otras de forma independiente en sus propios colectivos, Ateneos, revistas o incluso intentos de comunidad intencional. También existían otros movimientos obreros anti-autoritarios o libertarios colectivistas que no eran anarcosindicalistas. En los albores del movimiento obrero se desarrollaron las mutuas, sociedades de socorro mutuo, y las cooperativas, y con ellas los movimientos que les darían su fuera, el mutualismo, el societarismo (el embrión el sindicalismo) y el cooperativismo.

El régimen de Francisco Franco supuso el punto de ruptura entre ese anarquismo que se había gestado durante 70 años de acumulación de fuerzas. El anarquismo que comenzaba a surgir en los años 1960s estaba influido por la nueva cultura libertaria de otros países. Ya no se trataba de un anarquismo obrero, sino contracultural, más propio de la juventud y de quienes les gusta vivir en los márgenes de la sociedad. Y sin embargo, en España, logró volver a arraigar el antiguo anarquismo del Movimiento obrero español mediante el anarcosindicalismo. A finales de los años 70 se volvió a vivir un importante pero corto resurgir libertario, que por no tener bases sólidas, y después del fiasco del Caso Scala, terminó en nada tras la Transición española.

Hoy en día el anarquismo ha logrado hacer calar algunos de sus conceptos más importantes en la sociedad moderna. No son raros los conceptos de "asamblea", "apoyo mutuo", "autogestión", "acción directa", "democracia directa", toma de decisiones horizontal, control de las organizaciones por parte de la base, "empoderamiento", el "anti-politicismo"... El anarquismo llega al siglo XXI con una amplísima historia a sus espaldas.
En España la historia de la rebeldía social, es decir, del desacato popular hacia el poder legítimo (el Estado o la Iglesia) y a la autoridad se podría remontar al principio de los tiempos. Son numerosas las muestras de sociedades en rebeldía. Uno de los mejores ejemplos fueron las bagaudas en tiempos de los romanos y visigodos, auténticas guerrillas rurales formadas por desertores de los ejércitos, campesinos pobres y de gente excluida de la sociedad que luchaban contra el poder establecido. Son un buen ejemplo de sociedad "guerrillera", que se dio en gran parte de los bosques y montañas de Europa durante siglos.

La aldea tradicional ibérica, como dice Piotr Kropotkin en El Apoyo Mutuo, tenía una cierta autonomía política gracias a su aislamiento de los centros de poder. Fuera de los caminos principales, regiones enteras permanecían libres del poder señorial de los reinos medievales. Sin embargo, no estaban libres del poder de la Iglesia católica ni de algunos señores feudales, pero no pocas veces pasaban décadas enteras totalmente independientes. Las relaciones sociales y económicas más importantes de estas aldeas se daban mediante las posesiones comunales y el trabajo colectivo (común). Los bosques, los pastos de los puertos de montaña y parte del ganado se explotaban en común; los caminos, puentes, algunas casas (refugios de montaña, ermitas, almacenes...), eran obras de los aldeanos trabajando en común. No era infrecuente la ayuda mutua en las aldeas para construir nuevas casas, para turnarse para cuidar el ganado o incluso para ayudar a las familias en las que su cabeza de familia estaba enfermo. Los restos de esta sociedad han llegado en algunas zonas al siglo XX. La privatización de los bienes comunales, conocida como desamortización en el siglo XIX provocaría un serio problema en las aldeas, comenzando una era de empobrecimiento acelerado, y la emigración del campo hacia la ciudad que provocaría un exceso de mano de obra barata con la que comenzó la burguesía la Revolución industrial.

La Revolución francesa logró cambiar las relaciones sociales en Europa. Sus ecos llegaron al terreno de las ideas. De esta revolución descienden el socialismo y el liberalismo que llegaron a España durante las primeras décadas del siglo XIX. El primer pensador anarquista moderno, William Godwin, escribió su obra cumbre ("Disquisición sobre la justicia política y su influencia en la virtud y felicidad de la gente") en 1793, influido vivamente por la Revolución en Francia. Allí los anarquistas de la época eran llamados Enragés, es decir, los "iracundos", los "enfadados". Sus líderes (Jacques Roux, Jean Varlet, Jean Leclerc) tuvieron mucha influencia en 1793, aunque terminaron siendo ejecutados bajo el régimen de Robespierre (que liquidó a todos cuantos estaban políticamente a su izquierda). Sus ideas y prácticas permanecieron prácticamente ignoradas durante décadas.[31]

Durante las primeras décadas del siglo XIX, España permaneció al margen de las nuevas ideas europeas. Lejos de los centros de difusión del pensamiento (Londres, París o Berlín) las ideas tardaban mucho en llegar. La primera idea "socialista" llegaría a través de las obras de Fourier. Fourier proponía la creación de unas unidades de producción y consumo, las falanges o falansterios basadas en un cooperativismo integral y autosuficiente, así como en la libre consecución de lo que llamaba pasiones individuales, lo cual construiría un estado que llamaba armonía. En la práctica, sin embargo, sólo hubo una experiencia de falansterio en Francia (fracasada inmediatamente); además, hubo otra experiencia en España promovida por Joaquín de Abreu y Orta en Jerez de la Frontera. Abreu, emigrado a Francia, conoció a Fourier en 1831 y tomó parte en su experimiento de falansterio en Condé-sur-Vesgres. Vuelto a Cádiz en 1834, expuso las teorías falansterianas en los periódicos de la ciudad. En 1841, uno de los discípulos de Abreu, Manuel Sagrario de Veloy intentó realizar en Tempul, cerca de Jerez, una "asociación armónica" en una gran extensión de territorio: quería fundar un falansterio. Pero para reunir el capital fue a Madrid, a intentar convencer al gobierno para que lo financiara. Al negarle éste su apoyo abortó el proyecto. El falansterismo andaluz fue tachado de "socialismo de señoritos", por su excesivo paternalismo y por la proveniencia social de sus impulsores. Otra incursión en España de una idea socialista libertaria, fue la de los icarianos. Basados en las ideas de Étienne Cabet, prentendían el establecimiento de comunas igualitarias. Sus obras y proyectos influyeron a algunos españoles, entre ellos a Narciso Monturiol, creador del primer submarino.

Por su parte los obreros comenzaron a constituir las primeras sociedades de socorro mutuo. La primera sería la Asociación mutua de obreros de la industria algodonera de Barcelona. Esta mutualidad sería disuelta en 1841 por publicar un manifiesto demandando la implantación del seguro de enfermedad y paro forzoso. Se trataba de un claro precedente de los sindicatos. Ahondando en este desarrollo de las asociaciones obreras se crearía en estos años de apertura, del bienio progresista (1854 a 1856), la primera federación obrera, que se llamó Las Tres Clases del Vapor, del textil. Pero en 1855 se suprimirán de un plumazo todas las asociaciones obreras excepto las de carácter filantrópico o de socorros mutuos bajo el control directo de la autoridad local. El objetivo era mantener el orden público que estaba amenazado por la huelga de las sociedades obreras catalanas ante el llamado "conflicto de la media hora". En las fábricas textiles de la época abundaron los ataques luditas en contra de la introducción de la maquinaria. Pero la de 1855 es considerada la primera huelga general de la historia de España, puesto que al estar concentrada casi toda la industria en Barcelona, al parar la producción se paralizó la actividad económica del país en su conjunto.
El francés Pierre-Joseph Proudhon, haría una síntesis de los anteriores movimientos socialistas utópicos, y le añadiría características nuevas propias del proletariado que se comenzaba a organizar por sí mismo, que llamaría federalismo o mutualismo. Dentro del movimiento federalista, Proudhon se decantaría por un federalismo radical y claramente socialista. Su idea socialista era por tanto federalista, contraria al centralismo que propugnaban los socialistas alemanes (Marx, Engels, Lassalle). Francisco Pi y Margall (nombrado, en su muerte, "El más sabio de los federalistas, casi un anarquista" por Ricardo Mella), en su exilio en Francia conocería ampliamente las ideas de Proudhon. Traduciría los libros El principio federativo y La filosofía del progreso, que serían los primeros libros anarquistas que se escribieron en castellano. Cuando Pi y Margall funda su partido republicano federal, éste tendrá una facción de federalistas radicales, llamada los "intransigentes", entre los cuales habría varios militantes que más tarde pasarían al anarquismo. El anarquismo atraía a menudo a personas proveniente de la burguesía radical, y a lo largo de las siguientes décadas numerosos republicanos y masones se irán acercando a estas ideas.

Otro tipo de factores de descontento en España fueron dando pie al anticlericalismo dado el gran poder de la Iglesia católica en la sociedad española, o al bandidaje social, debido al acoso al que se veía sometido el mundo rural, por ejemplo. También abundaron durante el siglo XIX insurrecciones campesinas debido a las penosas condiciones de vida en el campo andaluz, como las de El Arahal (1857) o Loja (1861). En estos casos no tenían nada que ver con una agitación anarquista, puesto que no existía, sino que eran claras explosiones de descontento.
El anarquismo "moderno" se introduce en España en 1868. Giuseppe Fanelli llegó a España en aquel año con la misión de reclutar miembros para la Primera Internacional (creada en 1864), y eventualmente organizar una sección en España. Fanelli, a su vez estaba en contacto con la entonces recién creada Alianza de Mijail Bakunin. Sin embargo, la Internacional ya estaba controlada por el grupo de Carlos Marx, que dominaba el Consejo General de Londres. Cuando la Alianza se quiere adherir a la Internacional como organización, se le deniega bajo la argumentación de que las secciones debían basarse en los territorios, y no en tendencias ideológicas. Bakunin, que lo que quería era entrar en la Internacional, decide disolver la Alianza, y que los aliancistas entraran de forma individual adheridos a sus respectivas federaciones nacionales. Sin embargo, a pesar de disolver la Alianza oficialmente, los antiguos aliancistas segurirán en contacto, actuando de facto como una tendencia en el seno de la Internacional.

Fanelli solamente hablaba en francés e italiano, así que los presentes podían comprender muy poco de lo que estaba diciendo. De todos los presentes, un hombre, Tomás González Morago, sabía algo de francés. Aun así la pasión con la que se expresaba Fanelli, logró convencer y entusiasmar a los madrileños. Anselmo Lorenzo dio cuenta de su oratoria:

DILEMAS DE LA GUERRA CIVIL III: VÍCTIMAS Y REPRESIÓN

Condenados a muerte, huérfanos, viudas, hambrientos, exiliados, hombres y mujeres desesperados escribieron durante casi 40 años miles de cartas a La Pirenaica, la radio clandestina fundada en Moscú en 1941, único altavoz de los vencidos de la Guerra Civil. Muchas se perdieron, fueron interceptadas y no llegaron nunca a su destino. Pero más de 15.500, procedentes de 33 países, quedaron depositadas en el Archivo Histórico del Partido Comunista de España (AHPCE).

Muchos pasaron por delante sin ver el tesoro. “Nadie le hace mucho caso, pero quizá te interese ver esto”, le dijo la archivera a Rosario Fontova, que había acudido al AHPCE buscando otra cosa: cartas escritas desde la cárcel Modelo de Barcelona para un libro sobre la prisión. “Me di cuenta enseguida de que era una joya”, explica. “Escribir a La Pirenaica fue durante muchos años la única forma de militancia antifranquista para dos generaciones de españoles que tuvieron todo prohibido (el acceso a la educación, al trabajo...) por ser rojos”. Fontova llamó al catedrático de comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona Armand Balsebre y juntos, cada día durante cinco meses, tomaron 38.000 fotografías de las misivas cuyo análisis han recogido en Las cartas de la Pirenaica. Memoria del antifranquismo (Cátedra).

Este exhaustivo libro, de casi 600 páginas, fue posible gracias a una de las últimas subvenciones otorgadas por la ley de memoria histórica, que el Gobierno de Rajoy ha derogado de hecho, al eliminar todas las partidas presupuestarias para su aplicación.

“En esas cuartillas para La Pirenaica, las víctimas hablaron de lo que no contaban, por miedo, a sus propios hijos”, explica Balsebre. Esas 15.500 cartas, único medio no ya de desahogo, sino de denuncia, dejaron constancia por primera vez del genocidio franquista o la conmoción que causó la ejecución del dirigente comunista Julian Grimau en 1963. Este es un resumen de esas miles de líneas que los perdedores de la guerra enviaron a una radio clandestina para compartir su dolor, su miedo, su frustración y sus ansias de libertad.

Los muertos saldrán de las cunetas. El primer mapa de fosas.  Un “obrero católico de Zumárraga” (Gipuzkoa) envía el 24 de enero de 1964 a La Pirenaica una impactante misiva, por lo que cuenta y por su carácter premonitorio. Es una carta abierta dirigida al abad del Valle de los Caídos, Justo Pérez de Urbel, exasesor religioso de la sección femenina de Falange, en la que anticipa el movimiento de nietos de fusilados para recuperar los restos de sus familiares surgido, de forma imparable, en 2000; es decir, 36 años después de que él escribiera estas líneas: “He visto cómo daban muerte en caminos, montes y portales a los hombres y mujeres que no correspondían al patrón que ustedes formaron (...) Tengo familiares enterrados en la falda de un monte. Los mataron a tiros y los dejaron al sol (...) beso aquella tierra que cubre los restos de mi padre y 11 hombres más y rezo por todos los que, como a ellos, se les negó hasta un lugar en un cementerio. Si un día se llegase a hacer la estadística de estos crímenes y cómo se cometieron, el mundo se sentiría estremecido. (...) Recorra todas las provincias y pregunte a las viudas dónde están enterrados sus maridos; y a los huérfanos, sus padres, y a los padres, sus hijos (...) Y un día no habrá suficientes divisiones acorazadas para sujetar el empuje (...) Un coro de ultratumba, de la cuneta, le estará gritando día y noche: ‘¡Nosotros estamos aquí!”.

Muchos oyentes de La Pirenaica indicaron en sus cartas la fosa a la que habían sido arrojados sus familiares. Algunas de ellas han sido exhumadas en los últimos años, aunque quienes habían escrito a la radio ya no estaban vivos para verlo. Así, un hombre que firma “Malagueño 41” escribe desde Francia, en 1963: “Hicieron arrodillarse a 70 hombres, fusilados vilmente contra los muros del cementerio de San Rafael (...) y continuaron fusilando dos años a sangre fría y sin juicio, entre ellos menores de edad, por el único delito de ser fieles a la República”. En el cementerio de San Rafael (Málaga), donde está el mayor conjunto de fosas comunes de España, se han encontrado los restos de casi 3.000 personas.

El cura, La Pasionaria y el niño del maquis. La Pirenaica funcionó también como una agencia de servicio público que buscaba a desaparecidos y niños de la guerra. El cura Francisco Bustos escribe para hablar de Víctor, un niño del maquis del que se había hecho cargo desde bebé. El sacerdote, que se confiesa fiel oyente, cuenta que han intentado calumniarle diciendo que era hijo suyo y pide ayuda para dar buenos estudios al chico. La Pirenaica envió a un miembro del partido a reunirse con él. “La Pasionaria está muy interesada en el tema”, escribe el autor del informe sobre el encuentro. Así,  descubrieron que la madre estaba presa en Ventas y su padre, muerto.El sacerdote tiene hoy una calle dedicada en el pueblo toledano de La Guardia, donde fue párroco entre 1958 y 1975. Murió en 1987. En su lápida puede leerse: "Tus sobrinos Víctor e Isaac y familia no te olvidan".


Lista de chivatos. Un conflicto de tierras o de faldas fue en muchos casos motivo suficiente para denunciar a un vecino por rojo y provocar que terminara en una cuneta o procesado. Muchos oyentes escribían a La Pirenaica simplemente para advertir sobre estos delatores, y durante los años cincuenta un espacio de la programación se dedicó a leer esos nombres, aunque en los sesenta, la radio cambió de política.

Miedo y tinta invisible.“Casi desde que me recuerdo (sic) no he visto en mi casa nada más que miedo esperando que a cada momento viniera la Guardia Civil”, escribe una asturiana refugiada en Alemania. Su padre salió de prisión con 65 años, sordo a causa de las palizas. “Ni él nos conocía a nosotros, ni nosotros a él. No quiero que mis hijos se críen con el terror de su madre”. Muchas de las cartas de los oyentes de La Pirenaica hablan del miedo que sienten y con el que han tenido que batallar antes de decidirse a escribir a la emisora. “Ruego me perdonen esta letra, a fines de evitar una posible identificación por el carné de identidad (...) Aunque tendrían que comparar con todas las fichas de carnéts de España, los creo capaces de todo. Y escribo con guantes”, explica X-J-1, desde Barcelona. Hay cartas escritas con hasta cinco tipos de letra y otras con tinta invisible. Una de ellas, enviada por un minero en huelga en 1964, tiene una quemadura. Probablemente, el locutor de la radio la acercó demasiado a la bombilla para poder leerla.

La Elena Francis antifranquista. La sección femenina de La Falange tenía el consultorio de Elena Francis, y La Pirenaica creó en 1961 el programa Página de la mujer  para reivindicar todo lo contrario y educar en derechos a las jóvenes de la época. Su locutora, Pilar Aragón, voz también de Correo de la Pirenaica, causó sensación. Le llegaban cartas de oyentes informándole de que le habían puesto Pilar a su hija en su honor, y repletas de halagos: “Sin saber si eres alta o baja, gruesa o delgada, vieja o joven, eres una íntima amiga que nos hace vivir otra vida, olvidar las penas del día...”. Aragón, que en realidad se llamaba Josefina López, había estado presa en la cárcel de Torrero (Zaragoza). Regresó a España en 1969 gracias a la mediación de Sara Montiel, paisana de su segundo marido. Tras ser expulsada en 1983 del PCE, ingresó en el PSOE, partido con el que fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Castellón y senadora. Murió en 1989.

La caja de resistencia.Muchas cartas contienen donativos en metálico o informan de giros de dinero, caja de resistencia para los huelguistas y ayuda para presos. “Les mandaría mucho más. pero soy casada con tres hijos y mi esposo, campesino, gana un mísero jornal”, se justifica una mujer que envía 25 pesetas desde Toledo.

“Me perdonen la ortografía”.  “Cuando tenía 11 años, dejé de hir (sic) al colegio. No aprendí nada más que la avededario (sic)”, escribe en 1963 N.R.P. “Me perdonen la ortografía”, añade en la postdata. Las cartas de La Pirenaica, repletas de errores, muestran que la mayoría de oyentes de La Pirenaica apenas había podido ir a la escuela por la Guerra Civil. La emisora hizo también una labor educativa y popularizó, entre otras, la poesía entonces prohibida de Miguel Hernández y Federico García Lorca.

martes, 8 de abril de 2014

La guerra civil 1936-1939

"En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado", decía el último parte oficial emitido desde el cuartel general de Franco el 1 de abril de 1939, con la voz del locutor y actor Fernando Fernández de Córdoba.
Atrás había quedado una guerra de casi mil días, que dejó cicatrices duraderas en la sociedad española. El total de víctimas mortales, según los historiadores, se aproximó a las 600.000, de las cuales 100.000 corresponden a la represión desencadenada por los militares sublevados y 55.000 a la violencia en la zona republicana. El desmoronamiento del ejército republicano en la primavera de 1939 llevó a varios centenares de miles de soldados vencidos a cárceles e improvisados campos de concentración. A finales de 1939 y durante 1940 las fuentes oficiales daban más de 270.000 reclusos, una cifra que descendió de forma continua en los dos años siguientes debido a las numerosas ejecuciones y a los miles de muertos por enfermedad y desnutrición. Al menos 50.000 personas fueron ejecutadas entre 1939 y 1946.
Los hechos más significativos de la Guerra Civil han sido ya investigados y las preguntas más relevantes están resueltas, pero esa historia no es un territorio exclusivo de los historiadores y, en cualquier caso, lo que enseñamos los historiadores en las universidades y en nuestros libros no es lo mismo que lo que la mayoría de los ciudadanos que nacieron durante la dictadura o en los primeros años de la actual democracia pudieron leer en los libros de texto del Bachillerato. Además, millones de personas nunca estudiaron la Guerra Civil porque no hicieron Bachillerato o porque nadie les contó la guerra en las asignaturas de Historia.
Setenta y cinco años después de su final, puede ser el momento de recordar cinco cosas básicas que todo ciudadano informado debería saber sobre la Guerra Civil, pero nunca le enseñaron.
 1. ¿Por qué hubo una Guerra Civil en España?
En 1936 había en España una República, cuyas leyes y actuaciones habían abierto la posibilidad histórica de solucionar problemas irresueltos, pero habían encontrado también, y provocado, importantes factores de inestabilidad, frente a los que sus gobiernos no supieron, o no pudieron, poner en marcha los recursos apropiados para contrarrestarlos.
La amenaza al orden social y la subversión de las relaciones de clase se percibían con mayor intensidad en 1936 que en los primeros años de la República. La estabilidad política del régimen también corría mayor peligro. El lenguaje de clase, con su retórica sobre las divisiones sociales y sus incitaciones a atacar al contrario, había impregnado gradualmente la atmósfera española. La República intentó transformar demasiadas cosas a la vez: la tierra, la Iglesia, el Ejército, la educación, las relaciones laborales. Suscitó grandes expectativas, que no pudo satisfacer, y se creó pronto muchos y poderosos enemigos.
La sociedad española se fragmentó, con la convivencia bastante deteriorada, y como pasaba en todos los países europeos, posiblemente con la excepción de Gran Bretaña, el rechazo de la democracia liberal a favor del autoritarismo avanzaba a pasos agigantados. Nada de eso conducía necesariamente a una guerra civil. Ésta empezó porque un golpe de Estado militar no consiguió de entrada su objetivo fundamental, apoderarse del poder y derribar al régimen republicano, y porque, al contrario de lo que ocurrió con otras repúblicas del período, hubo una resistencia importante y amplia, militar y civil, frente al intento de imponer un sistema autoritario. Sin esa combinación de golpe de Estado, división de las fuerzas armadas y resistencia, nunca se habría producido una guerra civil.
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Vista la historia de Europa de esos años, y la de las otras República que no pudieron mantenerse como regímenes democráticos, lo normal es que la República española tampoco hubiera podido sobrevivir. Pero eso no lo sabremos nunca porque la sublevación militar tuvo la peculiaridad de provocar una fractura dentro del Ejército y de las fuerzas de seguridad. Y al hacerlo, abrió la posibilidad de que diferentes grupos armados compitieran por mantener el poder o por conquistarlo. El Estado republicano se tambaleó, el orden quebró y una revolución radical y destructora se extendió como la lava de un volcán por las ciudades donde la sublevación había fracasado. Allí donde triunfó, los militares pusieron en marcha un sistema de terror que aniquiló físicamente a sus enemigos políticos e ideológicos. Era julio de 1936 [en la imagen, cartel de ese mes conservado en la Biblioteca Nacional] y así comenzó la Guerra Civil española.
2. ¿Por qué la propaganda domina a la historia cuando se trata de la violencia?
Para los españoles, la guerra civil ha pasado a la historia, y al recuerdo que de ella queda, por la deshumanización del contrario y por la espantosa violencia que generó.
Los bandos que se enfrentaron en ella eran tan diferentes desde el punto de vista de las ideas, de cómo querían organizar el Estado y la sociedad, y estaban tan comprometidos con los objetivos por los que tomaron las armas, que era difícil alcanzar un acuerdo. Y el panorama internacional tampoco dejó espacio para las negociaciones. De esa forma, la guerra acabó con la aplastante victoria de un bando sobre otro, una victoria asociada desde ese momento a los asesinatos y atrocidades que se extendían entonces por casi todos los países de Europa.
La apelación a la violencia y al exterminio del contrario fueron además valores duraderos en la dictadura que se levantó sobre la Guerra Civil y que iba a prolongarse durante casi cuatro décadas. Por eso, la sociedad que salió del franquismo y la que creció con la democracia mostró índices tan elevados de indiferencia hacia la causa de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura. Y sigue sin haber acuerdo fácil en esa cuestión, porque todas las complejas y bien trabadas explicaciones de los historiadores quedan reducidas a quién mató más y con mayor alevosía. En ese tema, todavía hoy, la propaganda, con sus habituales tópicos y mitos, suele sustituir al análisis histórico.
3. ¿Cómo se vio y se ve la Guerra Civil española en el exterior?
Pese a lo sangrienta y destructiva que pudo ser, la Guerra Civil española debe medirse también por su impacto internacional, por el interés y la movilización que provocó en otros países. En el escenario internacional desequilibrado por la crisis de las democracias y la irrupción del comunismo y de fascismo, España era, hasta julio de 1936, una país marginal, secundario. Todo cambió, sin embargo, a partir de la sublevación militar de ese mes. En unas pocas semanas, el conflicto español recién iniciado se situó en el centro de las preocupaciones de las principales potencias, dividió profundamente a la opinión pública, generó pasiones y España pasó a ser el símbolo de los combates entre fascismo, democracia y comunismo.
Lo que era en su origen un conflicto entre ciudadanos de un mismo país derivó muy pronto en una guerra con actores internacionales. La situación internacional era en ese momento my poco propicia para la República, y para una paz negociada, y eso marcó de forma decisiva la duración, curso y desenlace de la guerra civil española. La Depresión había alimentado el extremismo y minado la fe en el liberalismo y la democracia. Además, la subida al poder de Hitler y los nazis en Alemania y la política de rearme emprendida por los principales países europeos desde comienzos de esa década crearon un clima de incertidumbre y crisis que redujo la seguridad internacional.
Los mejores expertos sobre la financiación de la guerra y su dimensión internacional han destacado el desequilibrio a favor de la causa franquista de suministros de material bélico, pero también de asistencia logística, diplomática y financiera. Al margen de las interpretaciones canónicas de un lado o de otro, esos historiadores subrayan la trascendencia de la intervención extranjera en el curso y desenlace de la guerra. La intervención de la Alemania nazi y de la Italia fascista y la retracción, en el mejor de los casos, de las democracias occidentales condicionaron de forma muy importante, si no decisiva, la evolución y duración del conflicto y su resultado final.
Compañía del ejército fascista, de marcha por España durante la Guerra Civil. La foto fue tomada en 1937 por el teniente italiano Guglielmo Sandri.Pero  a España no sólo llegaron armas y material de guerra. Llegaron también muchos voluntarios extranjeros, reclutados y organizados en las Brigadas Internacionales por la Internacional Comunista, que percibió muy claramente el impacto de la Guerra Civil española en el mundo y el deseo de muchos antifascistas de participar en esa lucha. Frente a la intervención soviética y a las Brigadas Internacionales, los nazis y fascistas [en la foto, una compañía del ejército fascista de marcha por España en 1937, retratados por el teniente italiano Guglielmo Sandri] incrementaron el apoyo material al ejército de Franco y enviaron asimismo miles de militares profesionales y combatientes voluntarios. La guerra no era sólo un asunto interno español. Se internacionalizó y con ello ganó en brutalidad y destrucción. Porque el territorio español se convirtió en campo de pruebas del nuevo armamento que estaba desarrollándose en esos años de rearme, previos a una gran guerra que se anunciaba.
4. ¿Por qué se movilizaron tantos extranjeros en la guerra española?
Dentro de esa guerra internacional en suelo español hubo varias y diferentes contiendas. En primer lugar, un conflicto militar, iniciado cuando el golpe de Estado enterró las soluciones políticas y puso en su lugar las armas. Fue también una guerra de clases, entre diferentes concepciones del orden social, una guerra de religión, entre el catolicismo y el anticlericalismo, una guerra en torno a la idea de la patria y de la nación, y una guerra de ideas que estaban entonces en pugna en el escenario internacional. En la guerra civil española cristalizaron, en suma, batallas universales entre propietarios y trabajadores, Iglesia y Estado, entre oscurantismo y modernización, dirimidas en un marco internacional desequilibrado por la crisis de las democracias y la irrupción del comunismo y del fascismo. Por eso tanta gente de diferentes países, obreros, intelectuales y escritores, se sintió emocionalmente comprometida con el conflicto.
5. ¿Por qué ganó Franco la guerra?
Los militares sublevados en julio de 1936 ganaron la guerra porque tenían las tropas mejor entrenadas del ejército español, al poder económico, estaban más unidos que el bando republicano y los vientos internacionales soplaban a su favor. Después de la Primera Guerra Mundial y del triunfo de la revolución en Rusia, ninguna guerra civil podía ser ya sólo “interna”. Cuando empezó la Guerra Civil española, los poderes democráticos estaban intentando a toda costa “apaciguar” a los fascismos, sobre todo a la Alemania nazi, en vez de oponerse a quien realmente amenazaba el equilibrio de poder. La República se encontró, por lo tanto, con la tremenda adversidad de tener que hacer la guerra a unos militares sublevados que se beneficiaron desde el principio de esa situación internacional tan favorable a sus intereses.
La victoria incondicional de las tropas del general Francisco Franco, el 1 de abril de 1939, inauguró la última de las dictaduras que se establecieron en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial. La dictadura de Franco, como la de Hitler, Mussolini u otros dictadores derechistas de esos años, se apoyó en el rechazo de amplios sectores de la sociedad a la democracia liberal y a la revolución, quienes pedían a cambio una solución autoritaria que mantuviera el orden y fortaleciera al Estado.
   Franco preside un desfile militar en los años cuarenta
Setenta y cinco años después, pocos creen ya que el objetivo del historiador es presentar a sus lectores “la verdad sin mancha ni pintura”, o que el pasado existe independiente de la mente de los individuos y lo que tiene que hacer el historiador, en consecuencia, es representarlo de forma objetiva. Que los hechos de la historia nunca nos llegan a nosotros en estado “puro” es algo que popularizó Edward H. Carr hace ya muchos años y había sido ya dicho por los historiadores norteamericanos de la “New History” a comienzos del siglo XX. Pero asumiendo que la verdad absoluta es inalcanzable, la función del historiador debería ser todavía, en palabras de François Bedarida, “la de descubrir modestamente las verdades, aunque sean parciales y precarias, descifrando parcialmente en toda su riqueza los mitos y las memorias”. Y algunas verdades relativas y bastantes certezas tenemos ya sobre la Guerra Civil, después de tantos intentos por reconstruir aquellos hechos y las vidas de los que los presenciaron, y por ampliar el foco, las fuentes y las técnicas de interpretación.
Además de difundir el horror que la guerra y la dictadura generaron y de reparar a las víctimas durante tanto tiempo olvidadas, hay que convertir a los archivos, museos y a la educación en las escuelas y universidades en los tres ejes básicos de la política pública de la memoria. Más allá del recuerdo testimonial y del drama de los que sufrieron la violencia, las generaciones futuras conocerán la historia por los libros, documentos y el material fotográfico y audiovisual que seamos capaces de preservar y legarles. Archivos, erudición, análisis, debates y buenas divulgaciones de los conocimientos. Eso es lo que necesitamos para seguir construyendo las partes del pasado que todavía quedan por rescatar. La propaganda y la opinión son otra cosa.

lunes, 7 de abril de 2014

El icono 2

La frenología (del griego: φρήν, fren, "mente"; y λόγος, logos, "conocimiento") es una antigua teoría que afirmaba la posible determinación del carácter y los rasgos de la personalidad, así como las tendencias criminales, basándose en la forma del cráneo, cabeza y facciones. Desarrollada alrededor del 1800 por el neuroanatomista alemán Franz Joseph Gall1 y extremadamente popular durante el siglo XIX; hoy en día es considerada una pseudociencia. Ha merecido, sin embargo, cierto mérito como protociencia por su contribución a la ciencia médica con su idea de "El cerebro es el órgano de la mente", y que ciertas áreas albergan funciones específicamente localizadas.

La frenología fue popularizada en la Inglaterra victoriana por el abogado escocés George Combe el cuál llegó a fundar la sociedad frenológica de Edimburgo. Combe reunió los postulados del doctor Gall en la obra A System of Phrenology (1830). Dicha obra contenía ideas polémicas de la frenología que reafirmaban el racismo imperante de la época. Como se puede leer en algunos pasajes [1] [2]:

Sobre la localización del deseo sexual en el cerebro: "El doctor Gall descubrió la función de este órgano tal como sigue: Era el médico de una viuda de carácter irreprochable la cual estaba afectada por unos problemas nerviosos que la conducían a un estado severo de ninfomanía. En la violencia de sus ataques, el doctor sujetó su cabeza y se sorprendió por el largo tamaño del cuello y el calor que desprendía. Mediante posteriores observaciones investigó la idea que le sugirió este suceso y llegó a su conclusión final."

Sobre la inferioridad de la raza amerindia: “El aspecto de los nativos americanos es todavía más deplorable. Envueltos durante siglos por el conocimiento, emprendimiento, energía y la incitación a la mejora de las instituciones europeas. Permanecen, en el tiempo presente, tan miserables, nómadas, sin hogar y sin ley como lo eran sus ancestros cuando Colón puso pie en su suelo.”

A pesar del interés de Combe y otros estudiosos de la frenología en agrandar su prestigio como supuesta ciencia esta nunca llegó a tener consideración en los entornos universitarios (generalmente compuestos de personas de clase alta) siendo objeto de interés entre ciudadanos de clase más modesta.

Sus principios establecían que el cerebro es el órgano de la mente, y que este posee un conjunto de facultades mentales; cada una representada particularmente por una parte diferente u "órgano" del cerebro. Estas áreas eran consideradas proporcionales a las propensiones individuales de la persona y de sus facultades mentales. Las diferencias entre las distintas áreas estaría reflejada en la forma exterior del cráneo.

La frenología, que se ocupa de la personalidad y el carácter, difiere de la craneometría (el estudio del peso, tamaño y forma del cráneo), así como de la fisiognomía (estudio de los rasgos faciales). Sin embargo, todas estas disciplinas aseguran predecir conductas o capacidades intelectuales. En un tiempo fueron practicadas intensamente en el campo de la antropología/etnografía y en ocasiones utilizadas para justificar "científicamente" el sexismo. Aunque algunos principios de la frenología están hoy bien establecidos[cita requerida], la premisa básica de que la personalidad está determinada por la forma del cráneo es considerada falsa por casi todo el mundo.