domingo, 1 de junio de 2014

LOS MALES DE LA HISTORIOGRAFÍA I: PRESENTISMO

A partir del presente comenzaremos una serie de artículos dedicados a demostrar que nunca existió un Jesús de manera histórica.

Hay que aclarar varias cosas antes de empezar este proyecto y para tener una correcta perspectiva. Hay que diferenciar al Jesús “Histórico” del Jesús “Mitológico”, la mayoría de los Ateos creemos que sí existe un Jesús mitológico; creo que negarlo es algo ingenuo. Hay un Jesús que la gente adora, que nunca existió de forma real y que fue creado o diseñado para ser el estandarte del Cristianismo. Esta representación “espiritual-material” de Dios es simplemente un motivo y objeto de adoración, presentando características similares al del resto de los “dioses-hombres” que los humanos hemos adorado desde tiempos inmemoriales. Este Jesús existe y es el que la gente reza y adora. Solo está en la mente de sus fieles seguidores. Pero el Jesús real, físico, que nació de una virgen, hizo milagros, resucitó de entre los muertos y subió en cuerpo hacia los cielos (todo esto de forma literal), es el que pretendemos negar y mostrar evidencias razonables de la poca probabilidad de su existencia. Cuando el Ateo dice “No creo en Jesús”, se está refiriendo precisamente al Jesús literal e histórico.

Como siempre lo he dicho; las personas tienen el derecho de creer en lo que deseen (incluso si es una obvia mentira) y de hecho la mayoría de los Cristianos lo hacen. Creen tanto en el Jesús mitológico como en el histórico. Inclusive si demostrásemos que el “histórico” nunca existió; de seguro aun quedarían millones de Creyentes que apoyarían los beneficios de creer y adorar al “mitológico”. Desde mi punto de vista esto no tiene sentido. Adorar y confiar inclusive la vida a una figura mítica, ficticia e irreal me parece incorrecto y hasta perjudicial. Equivaldría eso a adorar cualquiera de el resto de las figuras que los Cristianos siempre han considerado paganas y falsas. Incluso sería hasta más correcto y honesto el Islam, que a pesar de todos sus evidentes defectos, basan su fe en un personaje históricamente comprobable y real como lo fue Mahoma.
Todos sabemos que la principal fuente y evidencia que poseen los Creyentes de la existencia real de Jesús son los evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento. Si descubrimos que entre estos hay fallas, contradicciones, errores, anacronías, falacias; por una simple relación de dependencia directa, el Jesús histórico desaparecería.

En artículos anteriores hemos cubierto gran parte de esos errores e incoherencias que presenta la Biblia con respecto a la figura histórica de Jesús. No tiene sentido repetirlos aquí. Veamos algunos de los artículos que nos muestran como ese Jesús bíblico está lleno de errores.

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