miércoles, 5 de marzo de 2014

Theo Franco, españoles y Segunda Guerra mundial

El 1 de abril de 1939 acabó la Guerra Civil Española y Francisco Franco se convirtió en Jefe del Estado del nuevo régimen en España. Apenas medio año después, Adolf Hitler desencadena la ofensiva sobre Polonia que producirá el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Frente a eso, Franco, que gobierna una nación en ruinas y con aún enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y guerrilleros, tiene tres opciones: situarse como enemigo de Alemania o Italia, cosa que no quiso hacer, puesto que tiene gran afinidad política e ideológica con los gobiernos de esos países, que además colaboraron de forma importante en su victoria en la Guerra Civil. Tampoco puede situarse como enemigo de las potencias occidentales aliadas, al estar rodeado de Francia y sus colonias y tener Gran Bretaña una poderosa flota que podría imponer un bloqueo. No le queda más remedio que imponer la neutralidad, coincidiendo con la misma posición que mantuvo España en la Primera Guerra Mundial. Pero las diferencias entre ambos casos eran claras. Mientras que en la Primera Guerra Mundial España se había mantenido neutral en la guerra debido al aislacionismo que había sufrido tras el desastre del 98, y por lo tanto, había desfasado su ejército, ahora se mostraba neutral debido a las consecuencias de la Guerra Civil, que había devastado los nudos de comunicaciones, industrias y ciudades. A pesar de que tenía un ejército con gran cantidad de experiencia acumulada en la Guerra Civil y material moderno de origen italiano, alemán y ruso. La única similitud que había entre ambos casos era la gran agitación interna.
No obstante, tras la entrada en guerra de Italia el 10 de junio de 1940, Franco cambió su posición de 'neutralidad' a otra de 'no beligerancia' el 12 de junio de 1940.
El 1 de abril de 1939 acabó la Guerra Civil Española y Francisco Franco se convirtió en Jefe del Estado del nuevo régimen en España. Apenas medio año después, Adolf Hitler desencadena la ofensiva sobre Polonia que producirá el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Frente a eso, Franco, que gobierna una nación en ruinas y con aún enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y guerrilleros, tiene tres opciones: situarse como enemigo de Alemania o Italia, cosa que no quiso hacer, puesto que tiene gran afinidad política e ideológica con los gobiernos de esos países, que además colaboraron de forma importante en su victoria en la Guerra Civil. Tampoco puede situarse como enemigo de las potencias occidentales aliadas, al estar rodeado de Francia y sus colonias y tener Gran Bretaña una poderosa flota que podría imponer un bloqueo. No le queda más remedio que imponer la neutralidad, coincidiendo con la misma posición que mantuvo España en la Primera Guerra Mundial. Pero las diferencias entre ambos casos eran claras. Mientras que en la Primera Guerra Mundial España se había mantenido neutral en la guerra debido al aislacionismo que había sufrido tras el desastre del 98, y por lo tanto, había desfasado su ejército, ahora se mostraba neutral debido a las consecuencias de la Guerra Civil, que había devastado los nudos de comunicaciones, industrias y ciudades. A pesar de que tenía un ejército con gran cantidad de experiencia acumulada en la Guerra Civil y material moderno de origen italiano, alemán y ruso. La única similitud que había entre ambos casos era la gran agitación interna.

No obstante, tras la entrada en guerra de Italia el 10 de junio de 1940, Franco cambió su posición de 'neutralidad' a otra de 'no beligerancia' el 12 de junio de 1940.
Acostumbrado a una guerra de posiciones fijas, sin grandes cambios estratégicos, el Ejército de Tierra español, carente de la movilidad operacional de las unidades blindadas de los grandes ejércitos europeos, carecía de experiencia en el terreno de las operaciones combinadas carros-infantería. Hay que recordar que los carros más modernos usados en la Guerra Civil fueron los rusos T-26, los germanos Panzer I (o Panzerkampfwagen I) y diversas tanquetas italianas FIAT, ya anticuados para 1940. Por tanto, un hipotético conflicto armado contra las fuerzas blindadas aliadas hubiera resultado desastroso. Incluso la Infantería española –considerada como una de las mejores del mundo tras su experiencia en la Guerra Civil Española– habría sido barrida por el ímpetu de los carros de combate modernos, los cuales España no tenía en número suficiente.
Al acabar la Guerra Civil se organiza el Ministerio del Ejército y el de Marina, creándose el del Aire. Se restablecen las Capitanías Generales a base de ocho Cuerpos de Ejército en la Península y dos en Marruecos.
Con el inicio del conflicto mundial, y en base a la política internacional de España, comienzan los preparativos para responder a una posible agresión exterior. Se crea la IX Región Militar y, en 1943, la Primera División Acorazada, dentro de las Fuerzas de la Reserva General.
Cuerpos de Ejército: 10.
Divisiones: 25.
Regimientos de Infantería: 81.
Regimientos de Caballería: 15.
Regimientos de Artillería: 52.
Regimientos de Ingenieros: 20.
Grupos de Intendencia: 12.
Grupos de Sanidad: 11.
Unidades de Veterinaria: 10.
Grupo de Automóviles: 12.
Compañías de Defensa Química: 12.
Regimientos de Carros: 5. + Tropas de la Reserva General.
3 Regimientos Infantería para base naval.
3 Batallones Ciclistas.
7 Tabores de Regulares.
5 Regimientos Caballería.
10 Regimientos Artillería.
3 Regimientos Transmisiones.
5 Regimientos Fortificación.
2 Batallones de Recuperación.
2 Compañías de Recuperación.
1 Compañía Intendencia.
3 Tercios de la Legión.

Al final de la II Guerra Mundial en 1945, España contaba con los siguientes efectivos militares: 300.000 soldados de tropa, 25.000 suboficiales y 25.000 jefes y oficiales. Unos efectivos bien entrenados y con la moral muy alta, pero disponiendo de un material militar anticuado, no renovado desde 1939, cuando España contaba con el apoyo de unos Gobiernos europeos desaparecidos tras el conflicto mundial.

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