domingo, 29 de septiembre de 2013

En España, siempre con ‘jet lag’

Jornadas de trabajo maratonianas, baja productividad laboral, comidas y cenas tardías respecto al resto de Europa, menos tiempo para la vida personal y el descanso, problemas de conciliación familiar... Son las consecuencias que, según el informe que aprobado hoy en la Comisión de Igualdad en el Congreso de los Diputados, se derivan del sistema de horarios irracional que padece España. Una incongruencia que se remonta a 1942, cuando el país abandonó el huso horario que le corresponde, el mismo que Portugal y Reino Unido, para alinearse con el de Europa central. El documento consensuado por los grupos parlamentarios recomienda al Gobierno que estudie la posibilidad de retrasar el reloj 60 minutos para armonizar el horario español con el de los países vecinos.
El informe sostiene que volver al huso europeo occidental ayudaría a corregir este desajuste. “Vivimos en un jet lag permanente. Como nuestra hora oficial no se corresponde con la hora solar, nuestras costumbres están alteradas”, explica Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia de la escuela de negocios IESE y una de las expertas que ha participado en su elaboración.
En 1884 se celebró en Washington una conferencia internacional para establecer una medida del día universal, de manera que el mediodía oficial se aproximara todo lo posible al mediodía solar, es decir, el momento en el que el astro se sitúa en el punto más alto sobre el horizonte sur. Desde ese momento, el meridiano de Greenwich quedó fijado como referencia para establecer los husos horarios en todo el mundo. España se ubicó en el huso europeo occidental, el mismo que Portugal, Reino Unido y Francia, con una hora de diferencia respecto a los países de Europa central. Pero en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, Alemania impuso el huso central a Francia y, en paralelo, Reino Unido, Portugal y España decidieron atrasar también sus relojes por diversas razones bélicas. Mientras que Londres lo hizo para evitar confusiones de horarios con sus aliados, Franco lo decidió como gesto de simpatía hacia Hitler.

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